Lo que algún día tuvo comienzo, ahora llegó a su fin.
A distancia de vos, a distancia de mí.
Todo se marcha, todo nos deja seguir.
Lo que a los dos hoy nos toca vivir es parte de partir, es parte de morir.
Nos alejamos y juntamos quejas, en vez de quedarnos acá.
No quedan más que días que no paran de pedir el abrazo que no nos supimos dar, el amor que no pudimos construir, o tal vez sentir.
Tal vez fue que no nos supimos amar y vivimos esperando que uno quepa en los sueños del otro sin pensar. Si en algo somos iguales, es en desgracia.
Yo vivo con el maldito convencimiento de que la vida me engañó.
A veces estoy tan bien, a veces estoy tan mal… Tiembla y se endurece mi alma.
Y mis lágrimas sin fin tal vez no me dejen algo bello en este mundo.
Vos siempre sufriendo por lo que no hay, jamás poniéndote en mi lugar.
Me echás la culpa de todo, me querés congelar. Así no quiero estar. . .
Si mis lágrimas de amor, te alejan cada vez más, ¿es que de verdad no hay nada?
¿Será que esta vez es el final?
No parás de hacerme mal.
sábado, 20 de marzo de 2010
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