Abrió la última puerta o eso pensaba y encontró otra puerta: la luz del alba. Tiene el alma más habitaciones que un prostíbulo o un hospital. Y la Locura más razones para amarte que un corazón espinas de rosal. Abrió la última puerta o eso pensaba. Y sólo abrió los cierres de su garganta.
Soberbio y resistente es el grito del miedo anunciando el final, mi cadáver, los restos del cuerpo que tú asesinas. Y si te despiertas antes de que salga el sol y algo se enreda en tu pecho, esa seré yo.
No encuentro ni un momento de calma en mi tiempo que no crea que debas ocupar, ni un rincón en tu cuerpo que no deba invadir, olvidaré hasta el idioma por ti.
Qué va a ser de mí, volveré a mentir de nuevo. Llenaré mi cama de fantasmas, de muertos. Contaré los días, las calles que nos separan. Las tardes de domingo esperaré tu llamada.
Trataré de convencerme: aquí sólo lo fugaz permanece. Quizás me cubra una escarcha, una fría escarcha de muerte.
Soberbio y resistente es el grito del miedo anunciando el final, mi cadáver, los restos del cuerpo que tú asesinas. Y si te despiertas antes de que salga el sol y algo se enreda en tu pecho, esa seré yo.
No encuentro ni un momento de calma en mi tiempo que no crea que debas ocupar, ni un rincón en tu cuerpo que no deba invadir, olvidaré hasta el idioma por ti.
Qué va a ser de mí, volveré a mentir de nuevo. Llenaré mi cama de fantasmas, de muertos. Contaré los días, las calles que nos separan. Las tardes de domingo esperaré tu llamada.
Trataré de convencerme: aquí sólo lo fugaz permanece. Quizás me cubra una escarcha, una fría escarcha de muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario