Mi pasado imperfecto me pesa. Una vocación como condena. Llego siempre sola y tarde a donde no pasa nada. Resentida y solitaria. Pesimista y arbitraria. Convencida y equivocada. Depresiva y acabada. Soledad y desesperación.
Los 90 me pasaron por arriba. Entre risas, nos escapamos de nosotros mismos. Nos metimos en la cama. Me dejé caer como una gata. ¿Quién cogió y quién hizo el amor? Acabamos esa noche y nos dormimos abrazados. Desayunamos medias lunas calentitas y mate para el alma.
Él seguía caminando solo.
Prometí darle todo, pero sólo pude darle lo que tuve. Lo más hermoso es amanecer junto a sus ojos.
Le pido a la luna que nunca se vaya. Mis ojos lloran hasta doler y los de él iluminan el mundo.
Ahora nos despedimos de a poco mojándonos el alma. Me guardo tu recuerdo, fue muy dulce tenerte adentro.
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