Después de ayer no es hoy. Después de ayer es la nada. Ayer te dije adiós.
Los bellos momentos compartidos los recordaré con una nostalgia que hará siempre un fuego en mi pecho y un agujero en mi alma.
Tomé la decisión de amarte sola, sin tenerte, sin tocarte, sin mirarte y sin sentirte cerca.
La renuncia a tu mirada, tus abrazos, tu compañía en la cama, tus besos, tu forma tan particular de entenderme…
La tristeza que siento es un nudo en el pecho que no me deja respirar. Me infecté de dolor y mi cuerpo sólo produce angustia que no puede procesar.
La negrura del horizonte, el gris de mi vida y la soga que me ata a extrañarte.
El sueño tranquilo y profundo que tu ausencia no me deja conciliar.
Las cosquillas que mi panza no volverá a sentir al saber que vendrías.
La magia que producía tu hombro cuando sostenía mi cabeza.
La interminable espera de tu encuentro.
El lugar que ocupa el amor que te tengo.
La agonía de haberme ido de tu vida y haberte dejado la mía.
Ayer te dije adiós y morí.
Los bellos momentos compartidos los recordaré con una nostalgia que hará siempre un fuego en mi pecho y un agujero en mi alma.
Tomé la decisión de amarte sola, sin tenerte, sin tocarte, sin mirarte y sin sentirte cerca.
La renuncia a tu mirada, tus abrazos, tu compañía en la cama, tus besos, tu forma tan particular de entenderme…
La tristeza que siento es un nudo en el pecho que no me deja respirar. Me infecté de dolor y mi cuerpo sólo produce angustia que no puede procesar.
La negrura del horizonte, el gris de mi vida y la soga que me ata a extrañarte.
El sueño tranquilo y profundo que tu ausencia no me deja conciliar.
Las cosquillas que mi panza no volverá a sentir al saber que vendrías.
La magia que producía tu hombro cuando sostenía mi cabeza.
La interminable espera de tu encuentro.
El lugar que ocupa el amor que te tengo.
La agonía de haberme ido de tu vida y haberte dejado la mía.
Ayer te dije adiós y morí.
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