lunes, 31 de agosto de 2009

Desesperanza y cobardía


Para ella, la ciudad parace un mundo porque ama a un habitante. Él ocupa un espacio en su alma y ella carga con las cosas hermosas que se han muerto y no puede restar la mitad que él es a su corazón. Todo lo que ama no es de ella y se le escapó. Tiene el bolsillo empapado de tantas palabras que nunca le dijo. A sus preguntas, él respondía con silencio. Incertidumbre.

Pero ella no olvida aquel deslumbramiento, aquella gloria del primer momento en que vio los ojos de él.

Se despidieron y ella creyó que el adiós estaba la bienvenida. La inundó la desilución, se llenó de desesperanza y enfermó de cobardía. Le dijo adiós para toda la vida, aunque sabía que toda la vida seguiría pensando en él.

La única certeza que ella tiene es que lo estará esperando siempre. Si se hubiesen querido un poco más, no habrían jugado tanto.

Ella lo quiso sin querer y hoy se pide disculpas a ella misma por ese sentimiento, por dejar de lado su orgullo y su dignidad por ese amor que no fue...

sábado, 29 de agosto de 2009

Murió mi eternidad y estoy velándola


Entonces y cuando, dolor y paladar techaron nuestras frentes. Mi absorta amargura quedó atravesada.

El momento más grave de mi vida acontecía cuando dormía.

A la cabeza de mi locura, a los pies de cordura.

Beso con el beso que no sana este dolor, miro con la mirada que lo agudiza, hablo con el verbo que lo nombra.

La muerte se acuesta al pie de mi lecho.

El zumbido de la tristeza se adueña del aire para saludar a los que, tal vez hoy, decidamos morir.

Hoy sufro desde adentro, hoy sufro solamente.

Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo que no tiene causa, pero tampoco carece de ella.

A este dolor le falta espada para anochecer y le sobra pecho para amanecer, y si lo pusieran en una estancia oscura, no daría luz; y si lo pusieran en una estancia luminosa, no daría sombra.

Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.

Cuando alguien se va, alguien queda. Algo me identifica con el que se va de mí: su facultad de volver: de ahí mi más grande pesadumbre.

Estoy mutilada, no de un combate, sino de un abrazo, no de la guerra, sino de la paz.

Perdí mi rostro en el amor y no en el odio, lo perdí en el curso de la vida y no en la muerte...

miércoles, 26 de agosto de 2009

OSCURIDAD...


Se conocieron en la oscuridad y la oscuridad marcó sus vidas. La vida de él era oscura y la de ella se oscureció.

Ella quiso darle luz, pero él estaba ciego.

Él no supo qué darle y ella se quedó con lo que pudo. Ella lo amó, él la quiso. Ella lo ama, él ya no la quiere. Ella se quedó con sus tristezas. Él se quedó con su recuerdo.

Ahora van por caminos distintos, distantes. Ella carga con un dolor profundo y agudo, de él no se sabe nada.

Para ella, llegó la hora de la venganza, pero aun lo ama.

Ella no respira porque él se llevó su aire, no mira porque él se quedó con sus ojos, no besa porque él se quedó con sus labios, no siente porque a él le dio todos sus sentimientos y no vive porque él le arrancó el corazón.

A ese cadáver solitario, él le robó el alma.

Ella ya no está, pero aun sin estar sigue amándolo...

sábado, 22 de agosto de 2009

Una vez más...

Otra vez me levanto a la mañana queriéndome dormir. Otra vez salir a la calle y no sentir ni un poco de alegría. Otra vez preguntarme el por qué de estas penas que no me dejan reir. Otra vez desplomarme en el piso sobre mis rodillas, con lágrimas amargas en los ojos y no atreverme a morir.
Quiero descansar de mi vida que es un infierno...
Todo me daña, me duele. Vivo arrinconada por mi dolor. Inteligente y distinguida, pero triste. Hay una llama en mi mente que me devora. Me estoy yendo con tu imagen. Esto callada e inerte. Suena la melodía de tu nombre, único sonido que tengo capacidad de escuchar en medio de esta sordera mía.
Ya no hay lucha, ya no hay resistencia. Cuento las largas horas de la noche. Soy una rosa marchita, apenas queda mi sombra. Huyo de todo consuelo y no hay esperanza que me mantenga. Me cubre de tristeza esta desesperada calma. La desdicha me acompaña.
Eternidad: ¡abrime tu puerta!
Lo que me duele no es tu ausencia, es esta larga espera...

jueves, 20 de agosto de 2009

Hoy siento mi final...

Hoy me desperté a la mañana y no me movía, no quería moverme. Sentía que el sol me acariciaba y que lo odiaba por eso. Sentía que me enredaban las sábanas y no soportaba el contacto.
No quería abrir los ojos, no fuera que la realidad de un nuevo día volviera a asaltar mi retina, recordándome que sigo acá un día más.
No quería ver fotos que me recuerden tiempos mejores que ya pasaron. No quería verme en esas fotos y como siempre, preguntarme: ¿quién es ella?
No quería despertarme sin poder descubrir algo que me diga: viví por mí.
No quería abrir los ojos porque ya tengo la habilidad aprendida de retornar al sueño que me devuelve a la nada.
Nunca hay nadie en mi casa, nadie me reclama, nadie me necesita.
Siempre doy vueltas por esta casa para volver a la cama y taparme la cara llorando otra vez y preguntándome: ¿cómo puedo tener tantas lágrimas todavía?
Las pastillas no me abren la puerta de salida, pero me anestesian y me dan eso que necesito: la nada.
Estoy a un paso de la muerte y nunca salto la barrera que me separa de ella. ¿Me falta valor?
La muerte es un reino en el que no caben dolores, ni penas, ni llantos, un reino plácido para toda la vida.
Camino mar adentro esperando el final. El agua llega a mi vientre que puede dar vida, pero yo sigo caminando esperando la muerte. El agua llega a mi boca y estiro mis brazos, hoy me entrego...
Insultante sonrisa en los labios, vuelvo a ser bella hoy que ya no soy...